¿No os habéis dado cuenta de que a partir de “cierta edad” nos hacemos invisibles?
Hemos dejado de llamar la atención, no se vuelven a mirarnos al pasar, podemos permanecer horas sentadas en un velador de una cafetería y nadie, excepto el camarero que nos atendió, se ha fijado en nosotras. Hemos llegado al estado de la invisibilidad, nadie nos ve.
A mí, particularmente, me pone fuera de sí. Por eso os propongo volver al estado anterior, pero ojo ser visible no quiere decir disfrazarse de jovencita e ir pintada como un cuadro o peor aún empezar a frecuentar la consulta del cirujano plástico. No, no es eso lo que propongo, veréis…
De todas formas quiero avisaros que si hace años que rebasasteis la puerta de la invisibilidad, necesitaréis bastantes meses para salir de ella, pero nada es imposible, todo es cuestión de voluntad y os lo garantizo, el éxito está asegurado. Así es que empezaré:
Lo primero que hay que hacer es saber vuestro peso ideal, no es cuestión de querer con 60 años llevar la talla 38, las mujeres de hace años decían con acierto “no hay mejor aderezo que la carne sobre el hueso” por eso hay que llevar la talla que cubra nuestros huesos. Nuestra ropa debe marcar nuestra cintura estrecha, debe insinuar unas bonitas caderas, una ligera curva en la zona bajo el ombligo, no es necesario tener un vientre plano y a ser posible unos glúteos bien redondeados que conseguiremos en el siguiente apartado
La segunda estrategia para volver a ser visibles, consiste en sacudirnos la pereza de encima, organizando bien nuestra agenda y tener tiempo para dedicárselo a nuestro cuerpo. Este apartado es imprescindible.
Ir al gimnasio no es ir de paseo por entre las diferentes máquinas y sin orden ni concierto ir moviéndolas, ahora hago esto, después esta otra cosa y así, sin cansarnos en absoluto pasar una hora en la sala de musculación. No, mis queridas amigas, al gimnasio se va a hacer un entrenamiento bien guiado, siguiendo las pautas de los diferentes grupos musculares y llegar hasta el cansancio de esos músculos si queremos conseguir objetivos. Si os gusta podréis hacer las distintas clases colectivas que siempre hay en los gimnasios, aunque yo prefiero trabajar con poleas y mancuernas.
La tercera cosa imprescindible que hay que hacer es realizarse un Thermage CPT facial cada vez que lo necesites, cada año, cada dos años, cada seis meses, cada vez que te veas “fea” con ello tendrás un rejuvenecimiento natural sin caras extrañas, sin rellenos, sin toxinas, sin nada de nada, solo tu propia fisiología que con el estímulo adecuado hace que tu rostro se eleve, se marquen los pómulos, se abra el ojo, se rellenen los labios volviendo a ser jugosos, se redefina el óvalo y se pegue la “papada”. Por supuesto, no se deben olvidar las visitas regulares a los Centros especializados de belleza y al uso de las cremas adecuadas.
Si me haces caso, volverán de nuevo las miradas aprobatorias cuando entres en escena y dejarás de ser invisible