Hasta hace no muchos años, quizás treinta, la vida era mucho más sencilla, los años pasaban y la mayor parte de la gente, envejecía sonriendo a la vida, al rebasar la cuarentena las mujeres dejaban los colores chillones de sus ropas y se vestían con colores más oscuros. Por supuesto que había personas a los que no les apetecía envejecer y recurrían a los cirujanos para corregir los signos del envejecimiento.
Yo fui pionera en ese campo; a los 35 años acudí en Barcelona a un eminente cirujano que me realizó una técnica pionera en aquel momento y ya en desuso desde hace muchos años, que era el Peeling de fenol (aquello fue mortal) estuve casi un mes hospitalizada en la clínica y cuando las costras desaparecieron de mi rostro quedo la piel de un color rojizo que me duró todo un año, amén de las manchas marrones en ambas mejillas producidas por el sol que duraron mucho pero que mucho tiempo. Con aquel peeling quede satisfecha porque desaparecieron unas pequeñas arruguitas alrededor de los ojos que salían al sonreír y que yo en aquel entonces achacaba a “vejez”.
Todo el mundo me veía estupenda y me preguntaban “¿qué te has hecho …?”
Años más tarde volví a Barcelona a requerir los servicios del cirujano para en aquel momento con 42 años realizarme un lifting facial. Volví a quedar encantada con el resultado, solo que ya no era yo, era parecida, más joven pero diferente. Todo el mundo me veía estupenda y me preguntaban “¿qué te has hecho …?” Yo en aquel tiempo también me veía genial.
Pasaron los años y por casualidad acudí al primer contacto de los médicos españoles con la medicina estética, en el primer Congreso de Medicina Estética que nos ofrecieron nuestros colegas franceses (que advirtieron un mercado virgen en España) y quedé fascinada. Desde entonces, ya hace muchísimos años, me dedico a ello.
La medicina estética ha cambiado mucho desde entonces, al principio solo había rellenos de colágeno, más tarde aparecieron los célebres hilos de oro (aún conservo alguno de recuerdo) los peelings de diferentes sustancias y más tarde el ácido hialurónico, los hilos tensores, y toda la maquinaria de diferentes energías.
Dos opciones para afrontar el paso del tiempo
En este momento, y este es el título de mi artículo, tenemos dos opciones para afrontar el paso del tiempo. Una de ellas, muy loable, es dejar que el tiempo deje su huella en nosotros y envejecer dignamente. Ya no es necesario vestirnos de oscuro y renunciar a nuestros tacones y es una decisión muy personal. Hay a muchísimas personas que la vejez en su rostro les sienta bien.
Sin embargo, existen otras muchas personas que acuden a los centros de belleza reclamando tratamientos que atenúen los signos del paso del tiempo. No hay excusa para no cuidarse y sentirse y verse joven. Los tratamientos en cabina han evolucionado, la cosmética ha dado un salto tan enorme que casi se confunde con la medicina estética, iniciamos la andadura con el ácido retinóico, pero hoy las grandes compañías, que invierten enormes cantidades de dinero en investigación, han conseguidos productos cosméticos inimaginables hace años.
Por ello, la siguiente opción con la que contamos es, asesorarnos bien, acudir a los centros pioneros que cuenten con los mejores equipos médicos, los más novedosos, los más eficaces y a poder ser, siempre con la garantía de la aprobación de la FDA (es decir equipos norteamericanos).
Los equipos aprobados por la FDA garantizan la seguridad del tratamiento anti-envejecimiento
En la última reunión celebrada este fin de semana en Barcelona por un grupo de médicos estéticos preocupados siempre por conocer los últimos avances, hemos hablado detenidamente de un nuevo producto a base de ácido hialurónico de última generación (número uno en Rusia y Estado Unidos) que tiene una enorme capacidad de rejuvenecimiento. Aúna el poder de una hidratación sostenida en el tiempo, un aumento de la vascularización en la zona tratada (por lo tanto, aumento de la nutrición celular) y un estímulo de colagenosis (formación de colágeno). Todo esto lo convierte en un agente rejuvenecedor que produce, además, un aumento del volumen en la zona tratada, eliminando arrugas, surcos, aumentando pómulos o labios… En fin, un auténtico milagro (avance científico) y encima un tratamiento muy económico (alrededor de los 600 euros).
Ya no es necesario acudir al cirujano para no ver los estragos del paso del tiempo
Por ello ya no es necesario acudir al cirujano como segunda opción para no ver los estragos del paso del tiempo en nuestro rostro. Ahora no queremos mantener nuestra juventud con el costo de una cirugía, no queremos vernos diferentes ni que te pregunten ¿qué te has hecho? Queremos ser nosotros con nuestras facciones de siempre, no queremos vernos mal para que luego nos “arreglen” de golpe. Queremos naturalidad y seguir siendo nosotros.
Eso se puede conseguir con tratamientos contra el envejecimiento tan sencillos y fáciles como un Thermage cada dos, tres años. O un tratamiento de Ultherapy, ambos de una sola sesión y con resultados mantenidos en el tiempo. También el rejuvenecimiento con el nuevo Ácido Hialurónico de doble estructura, antes mencionado, con efectos duraderos y mantenimientos anuales.
Por supuesto que no olvidamos los hilos tensores, o la toxina botulínica que ayudan a mantenernos jóvenes.